Insoportable incomunicación.
Busco tu mirada líbida,
el salitre de tus labios,
la dulzura de tus dedos
y de tu abrazo.
Te llamo:
Mi niño, niño mío, niño mío, niño...
Me prende tu pasión
y me incendio en convulsiones
recreando humedades selectas
en pupilas encendidas,
volatilizadas en punzantes lejanías.
Te recuerdo:
Mi niña, niña mía, niña mía, niña...
Sonido lejano y ausente,
recurrente en ansiedades dispersas.
Vívido recuerdo, distante, remoto.
Te añoro.
Te amo.
DamasArt 19/08/2012
Sólo dos personas que se aman son capaces de mirarse así.

No hay comentarios:
Publicar un comentario